Música al oído

Tsegue Maryam Guebrou




Emahoy Tsegué-Maryam Guèbrou  es una flor que germinó en el suelo fértil de la multiculturalidad allá por diciembre de 1923. Migración, cárcel, exilio, tiranía y toda clase de persecuciones forman el abono de ese sustrato. La vida de esta etíope de clase alta está signada por la lucha contra los avatares históricos que, como violentos huracanes, intentaron apartarla de su destino. 

Yewubdar Guèbrou fue educada en Europa. Más tarde, cayó presa del fascismo italiano cuando éste arribo a las costas africanas. Pasado el trance, continuó su educación musical en Cairo y de vuelta en Etiopía, bajo la guía del violinista polaco Alexander Kontorowicz. Cuando su camino parecía haberse reencauzado, el emperador Haile Selassie I (el mismísimo Cristo negro de los rastafaris) celoso de su hijo -que la cobijaba como mecenas- le prohibió continuar sus estudios en Inglaterra. La decisión palaciega la fulminó como un rayo y, sintiendo que para ella sin música no había vida, cayó en una depresión tan profunda que hasta le dieron los últimos sacramentos. Desolada, escapó a un monasterio donde se consagró a Dios. Así, Yewubdar Guèbrou se convirtió en la hermana Emahoy Tsegué-Maryam. Desde 1984 vive en Jerusalén.
La artista que asoma, triunfante, al final de ese camino posee el don y la pasión por la música intactos. Este disco contiene composiciones de diferentes etapas de Tsegué-Maryam, su estilo se nutre de música europea clásica (Beethoven, Chopin), música de la iglesia ortodoxa, jazz, el primer pop etíope (Tilahun Gessese, Bekele Hirut, Ahmad Mahmud y Bizunesh Bekele) y también pueden escucharse rastros de la escala pentatónica tradicional.

En la primera pista (“The Homeless Wanderer”), por ejemplo se sirve de dos escalas etíopes: Tizita y Bati. Esta conjunción de influencias es simiente de composiciones que, con un fraseo auténticamente personal y un pulsar templado y exacto, transitan la melancolía, la felicidad, la oración.
 
En 1963, a los 40 años, en Alemania y con fines benéficos grabó sus dos primeros long play. Los nueve temas con que inicia el disco provienen de estos trabajos. En 1970, encara un nuevo proyecto de corte más clásico, las pistas 1111 a 1313 son tomadas de él. En 1996, ya en el convento de Jerusalén, realiza una compilación de sus trabajos a la que agrega cuatro nuevas composiciones, que ocupan los últimos tracks de este volumen, eslabón 21 del monumental proyecto discográfico Éthiopiques.


Lhasa de Sela




"Meu amor, meu amor", este fado se hizo popular en la voz de Amália Rodrigues, la versión de Lhasa suena más desgarrada aún. Sin mucho más para decir, se trata de escucharla y perderse por un rato en un océano de melancolía...

Meu limão de amargura, 
meu punhal a crescer, 
nós parámos o tempo, 
não sabemos morrer 
E nascemos... nascemos 
do nosso entristecer.



Anita O'Day





Larry Russell, Inez James y Buddy Pepper compusieron Vaya con Dios en 1953. Anita O'Day fue la primera en grabarla, luego lo hizo el dúo de Les Paul y Mary Ford (él es el creador de la guitarra eléctrica Gibson Les Paul, que han utilizado Jimmy Page, Duane Allman y Carlos Santana, entre otros) y también últimamente la grabaron Imelda May y Jeff Beck.
El título de la canción es un caso de cita al cuadrado. La frase fue tomada de los mexicanos por los yanquis como saludo de despedida. Se convirtió en un ícono de ciertos western al punto que los latinoamericanos la entonan con acento inglés cuando la utilizan.

Copio la letra porque además de rara es muy bonita:


Now the hacienda's dark, the town is sleeping,
Now the time has come to part, the time for weeping,
Vaya Con Dios, my darling,
May God be with you, my love.

Now the village mission bells are softly ringing,
If you listen with your heart, you'll hear them singing.
Now the time has come to part, the time for weeping,
Vaya Con Dios, my darling,
May God be with you, my love.

Wherever you may be, I'll be beside you,
Although you're many million dreams away.
Each night I 'll say a prayer, a prayer to guide you,
To hasten every lonely hour of every lonely day.

Now the dawn is breaking through a gray tomorrow,
But the memories we share are there to borrow.
Vaya Con Dios, my darling,
May God be with you, my love.


Imelda May




Una moderna Betty Boop del rockabilly que en algún momento intentó convertirse en una chica gótica, "me hubiera gustado tanto ser Morticia Adams", confesó. En Imelda todo está producido, es como una explosión en un laboratorio. El tambor que toca en el video es un bodhrán, irlandés como ella.

"El rockabilly es mi vida. Los coches, los chicos, la música... Es algo que supe a los 16 años, la primera vez que me subí a un escenario. Era tan pequeña que el responsable de seguridad del local no me quería dejar entrar. 'Pero si es mi propio concierto', tuve que decir para convencerlo".



Captain Beefheart and The Magic Band




Donald Van Vliet es el nombre del fulano con bigote a la mexicana y camisa amarilla con redondelitos negros y el tema que canta es Upon the My-O-My en 1974. La banda se formó a mediados de los sesenta influenciada por el jazz y las estéticas vanguardistas más radicales, que buscaban el enfrentamiento directo con el establishment artístico. Apenas conocí a esta banda el año pasado. Los que quieran conocer más pueden visitar la nota de la excelente nota de Ángel Sánchez Borges en la revista Replicante.


Pere Ubu



Un post en Facebook me recordó a esta banda, se llama Pere Ubu, como el personaje de Alfred Jarry y nació en 1975 en algunos barsuchos, ahora míticos, de Cleveland. El tema "Breath" es del séptimo álbum Clouland de 1989. Si bien sus inicios alternativos y punk se fueron derritiendo en un sonido más pop, la fuerza de esta presentación en la tevé muestra la profundidad de sus raíces.

La historia de la banda en español, acá. La web oficial del Ubu Projex, acá.

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En el Taller que dio Mariela Scafati de armado de tapas de discos en la presentación de al oído 2, entre otras, se hicieron estas joyitas:















Notita en el diario


Secos & Molhados / Secos & Molhados (1973)








Pocos amores a primera escucha como con este disco. Amor, belleza y antropofagia.



Ecos del manifiesto antropófago de Oswald de Adrade resuenan en el banquete caníbal al que nos invita la tapa de este disco. No es fácil rechazar el manjar expuesto, las deliciosas cabezas de João Ricardo, Ney Matogrosso, Gerson Conrad y Marcelo Frías son el plato principal de este disco-menú. Así es, el propio cuerpo como ofrenda nutricia en cada escucha-ritual. La voz de Ney Matogrosso, que aún hechiza multitudes con su delicadeza hipnótica de sirena andrógina, recibe a los comensales. En la primera mitad de los setenta, los Secos & Molhados rebalsaron el mapa musical de Brasil, rompieron los diques que dividían música de vanguardia de música masiva. En un momento difícil de la dictadura, los artistas irrumpieron contonéandose con caras pintadas y fogosas performances de fuerte contenido erótico. La música fusiona bossa, tropicalismo, forró, rock, pop y más, casi siempre a cargo de João Ricardo. Los temas son poemas de Cassiano Ricardo, Manuel Bandeira y Vinicius de Moraes, que pide dulcemente, “nunca olvides la rosa de las rosas / La rosa de Hiroshima, rosa hereditaria / La rosa radiactiva, estúpida e inválida / La rosa con cirrosis, la anti-rosa atómica / Sin color, sin perfume, sin rosa, sin nada.” MP










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