PAAR – Símbolo de fósforo (2013)
Reseña en revista Invisibles
PAAR es una invitación a sentir el ritmo de la palabra en la telaraña de la música. El disco Símbolo de fósforo es una performance psicodélica que rastrea poesía, así como lo haría un sabueso si pudiera amaestrárselo para reconocerla. Versos de Paul Valéry, H.M. Enzensberger, Allen Ginsberg son presentados en la voz de Nicolás Domínguez Bedini. El recitado es el punto de encuentro de diferentes voces que se articulan y trazan extraños recorridos, que hacen que la poesía quechua se vuelva indistinguible de la de Valery o Ginsberg: “Tocando una flauta de hueso de mosca, será mi tambor un huevo de hormiga”. La voz que dice, que repite, que recita escarba las posibilidades rítmicas y un tanto lisérgicas de la palabra. Fuera de los estereotipos, PAAR deja la tierra firme de lo convencional y se adentra en borrascas personales, donde el goce es la norma y eso hace que la escucha resulte hipnótica. Los sonidos de PAAR forman una única composición dividida en siete partes, a veces, parecen sacados de una película de ciencia ficción. Tanto así, que producen la ilusión de estar escuchando a la banda junto con seres de diferentes mundos en un sótano urbano, caldeado, lleno de humo y de poesía, es decir, la experiencia misma de la poesía.
Nicolás Domínguez Bedini / Fernando Lamas / Ignacio Fila / Hernán Balzarotti / Jerónimo Escajal. Editado por La trompetilla acústica.
26 dic 2013
2 dic 2013
Manual de literatura...
Con un gran grupo de edición hicimos un hermoso manual de literatura para estudiantes secundarios, editado por Tinta Fresca.

"Los estudiosos de Sei Shoonagon, la autora de El libro de la almohada, aprecian su espíritu dotado de ingenio. Sei es una mujer que demuestra su superioridad intelectual ante cualquiera que se le aventure en una conversación, en una sociedad donde hombres y mujeres parecen compartir cierta camaradería de iguales. Es una mujer de mundo, inteligente, cultivada, un poco cínica, y siempre presente con sus gustos y predilecciones."
Editado por Patricia Picolini, Adriana Monzani, Victoria Migliori y Mariano Pedrosa.
Corregido por Virginia Avedaño.
Diseñado por Gabriel Oregioni y Andrea Crasso.
AA. VV. (Primer fragmento Román Settón, Segundo fragmento Amalia Sato).
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"La fascinación se da fundamentalmente a través de la palabra; el poder del mago Saruman –como se deduce del texto– viene de su voz y de su capacidad oratoria. Es un hecho frecuente en la literatura que los villanos sean grandes oradores, brillantes en el arte de la retórica. Esto no sucede solamente en el fantasy; también lo podemos encontrar en otros géneros, pero son sobre todo los villanos de la literatura de terror gótica y del fantasy quienes nos seducen hablando. El mal seduce con la palabra –nos dice el fantasy– y enseña así a prevenirnos de la seducción de los grandes oradores."
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"Los estudiosos de Sei Shoonagon, la autora de El libro de la almohada, aprecian su espíritu dotado de ingenio. Sei es una mujer que demuestra su superioridad intelectual ante cualquiera que se le aventure en una conversación, en una sociedad donde hombres y mujeres parecen compartir cierta camaradería de iguales. Es una mujer de mundo, inteligente, cultivada, un poco cínica, y siempre presente con sus gustos y predilecciones."
Editado por Patricia Picolini, Adriana Monzani, Victoria Migliori y Mariano Pedrosa.
Corregido por Virginia Avedaño.
Diseñado por Gabriel Oregioni y Andrea Crasso.
AA. VV. (Primer fragmento Román Settón, Segundo fragmento Amalia Sato).
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Las gramáticas de una Buenos Aires fragmentada
Reseña de El cielo no existe de Inés Fernández Moreno
Con el sentido del humor, los prejuicios y el punto de vista de una mujer de clase media, la novela es casi la contracara de la ciudad que cuenta Washington Cucurto.
Narrar la ciudad es un desafío al que no todos los escritores se atreven. Este alborotado hormiguero porteño necesita que lo descifren y lo entiendan, es decir, que lo relaten. Hay que reaprender y reinventar la Buenos Aires que, desde la literatura, forjaron Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt, entre otros. Con El cielo no existe, editado por Alfaguara, Inés Fernández Moreno enfrenta el reto.
Con el sentido del humor, los prejuicios y el punto de vista de una mujer de clase media, la novela es casi la contracara de la ciudad que cuenta Washington Cucurto.
Narrar la ciudad es un desafío al que no todos los escritores se atreven. Este alborotado hormiguero porteño necesita que lo descifren y lo entiendan, es decir, que lo relaten. Hay que reaprender y reinventar la Buenos Aires que, desde la literatura, forjaron Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges y Roberto Arlt, entre otros. Con El cielo no existe, editado por Alfaguara, Inés Fernández Moreno enfrenta el reto.
Pero, ¿cómo narrar esta ciudad? La pregunta es uno de los disparadores de la novela, ya que Cala, la protagonista, es una periodista que tiene que redactar un artículo para una revista sobre la ciudad. "Hay que escribir lo que se ve", es su leitmotiv, por eso sale siempre con una libretita para anotar lo que le salta a la vista. Y lo primero que salta son las rejas. Una Buenos Aires con mucho miedo a los "otros", que ya no están solamente más allá de la General Paz.
Con el sentido del humor, los prejuicios y el punto de vista de una mujer de clase media, la novela es casi la contracara de la ciudad que cuenta Washington Cucurto, responsable de algunos de los mejores frescos de la ciudad actual. El relato se acerca a la realidad hasta hundir la nariz entre los adoquines, y de allí surge la miseria, el crimen y también la ficción. La vida cotidiana de una porteña de unos 50 años se muestra bajo la lente de la aventura, así una caminata por calle Florida es una colisión de frente con la trata de mujeres, telaraña que se ha naturalizado como paisaje habitual de la ciudad.
La mordacidad y la ironía interponen la distancia –casi un pequeño abismo– que necesita la vapuleada protagonista para sobrevivir a algunos cataclismos, como su madre. Esta es otra de las protagonistas del libro, toda patología y arbitrariedad tienen cabida en ella. Tal vez, el personaje más violento de la novela. "La madre es así, abusa del lenguaje. Nunca se siente sola, sino confinada. Nunca con un problema, sino presa de la adversidad. No en cama, sino tullida. No medio tristona, sino desecha y lacerada. Cala lucha, cada vez, para no dejarse inocular por sus palabras. Sabe que una vez plantadas en su cerebro, se estancan allí, se van pudriendo y dan brotes malignos."
La descripción que propone Fernández Moreno también es una reflexión sobre la lengua, la propia y la de los "otros". Desde la métrica del haiku hasta la ortografía de las diferentes clases sociales, diferentes gramáticas que intentan reconstruir la ciudad actual: "Todo el día enserrada apenas veo un pedasito de pared media podrida pero tengo que aguantar el cielo no existe dicen mira que noveda cualquier pobre lo sabe…"
Suplemento Cultura del diario Tiempo Argentino el 1/12/2013
Suplemento Cultura del diario Tiempo Argentino el 1/12/2013
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Inés Fernández Moreno,
reseña
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