El Museo Histórico Nacional desempolva veintitrés obras de Cándido López sobre la Guerra del Paraguay. "El manco de Curupayti" es uno de los pintores más personales del arte argentino del siglo XIX.
Campamento argentino en el Empedrado, 11 de diciembre de
1865.
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Durante la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay
(1864-1870), entre batalla y batalla, Cándido López –voluntario y teniente del
ejército argentino– dibujaba, trazaba bocetos, documentaba a través de imágenes
los hechos de los que era partícipe. Si bien la muerte era, por supuesto, una
eventualidad, en la Batalla de Curupaytí –septiembre de 1866– el destino
inexorable del hombre sudamericano, como diría Borges, lo enfrentó con una
granada que le voló el brazo derecho, el brazo útil, que tuvieron que amputarle.
Abra del otro lado de Santa Lucía. Noviembre 25 de 1865.
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Reeducar el brazo izquierdo para volver a la pintura le
llevó varios años. Entonces encaró una serie de cuadros sobre la Guerra del
Paraguay, organizada por Gran Bretaña, aquella de la que Sarmiento, bajo cuya
presidencia terminó, dijo: "Concluye por la simple razón –horror referens–
de que hemos muerto a todos los paraguayos de diez años para arriba". La retórica
del “padre del aula”, concisa y sangrienta,
daba cuenta de los número aterradores de esa guerra, cruenta como no se
había visto en Latinoamérica hasta entonces: de 1,3 millones de paraguayos sólo
sobrevivieron unos 200 mil, apenas 28.000 eran hombres.
Pasaje del Riachuelo, 23 de diciembre de 1865. |
Cándido López –uno de los pintores más personales del arte
argentino del siglo XIX– no se centra en lo abyecto del conflicto, su pincel proyecta
lo grandioso en la geografía, y lo pequeño en el mundo humano a través de
microestampas de escenas de guerra, ya sea batallas, campamentos, cruces de
ríos. La mirada de la mosca y del águila.
Desde lo formal el artista encuentra que las pinturas
apaisadas, tipo cinemascope, le permiten una narración amplia de los eventos de
la guerra al mismo tiempo que la descripción minuciosa de escenas humanas
(desde los uniformes de cada facción hasta las armas utilizadas, pasando por
los trabajos realizados en los campamentos) que construyen desde dentro la
acción.
Miguel Ruffo, investigador del museo, destaca que la visión
panorámica proviene de un punto de vista aéreo que le da mayor profundidad a la
perspectiva, y señala ciertas constantes: "Por un lado, el cielo es al menos
la mitad superior de la representación, por otro, en el plano de la tierra
suelen aparecer dos elementos, el agua –un río o un arroyo– y la vegetación. El
cielo, el agua y el bosque son componentes que se continúan a través de su
trabajo". Y como una obra no se agota en la intencionalidad de su autor,
interpreta que "los cielos, generalmente con nubes que ocultan la luz,
muestran la congoja del mundo celestial por lo que está ocurriendo en el mundo
de los hombres: la guerra".
"La Guerra del Paraguay concluye por la simple razón –horror referens– de que hemos muerto a todos los paraguayos de diez años para arriba". (Sarmiento)
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De las noventa obras previstas completó unas cincuenta. De
ellas, veintitrés, que forman parte del patrimonio del Museo Histórico
Nacional, son expuestas en una muestra temporaria curada por Viviana Mallol. Ruffo,
el investigador que entrevisté, explica que "Cándido se diferencia de
todos los otros pintores de la época, que fueron a estudiar a Europa,
especialmente a Florencia, con el pintor Antonio Ciseri. Este hecho preservó en
él una forma de representación regional, que abreva en la cartografía militar
de la época y en la influencia de algunas obras de Juan José Blanes ("el
pintor de Urquiza"), y alcanza su clímax con estas obras sobre la Guerra
del Paraguay”.
El reconocimiento de Cándido López comienza con José León
Pagano en El arte de los argentinos
(1938) que realiza una revaloración en términos estéticos y no sólo como un
cronista histórico. Él mismo consideraba su obra de esa manera, cada lienzo
lleva la fecha exacta del hecho que referencia, incluso llega a escribirle a
Bartolomé Mitre para que dé fe de la veracidad de sus pinturas.
"Cándido se diferencia de todos los otros pintores de la época, que fueron a estudiar a Europa, especialmente a Florencia, con el pintor Antonio Ciseri. Este hecho preservó en él una forma de representación regional, que abreva en la cartografía militar de la época y en la influencia de algunas obras de Juan José Blanes".
En la muestra. |
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