El hombre que atravesó la oscuridad y vivió para contarla
Publicado en el Suplemento Cultura de Tiempo Argentino el 6 de Noviembre de 2011
Everett o Mr. E, líder y único miembro estable de la banda The Eels (Las anguilas), es uno de los máximos íconos del rock & roll indie de los Estados Unidos. El mérito de su autobiografía (Cosas que los nietos deberían saber) no es haber participado de grandes eventos históricos, la vida más rica en aventuras y penurias puede ser narrada de un modo aburrido, la virtud radica en la prosa. No basta con haber tenido una familia tan destructiva como un tornado en una habitación, es necesario que la escritura tenga ritmo. Y más allá de las falencias, la de Mr. E lo tiene. Su extensa carrera musical tal vez lo haya ayudado en esto.
No se trata de un libro luminoso, aunque no está exento de querer dejar una enseñanza; su mayor logro, sin embargo, es la honestidad. Podemos medirla por la precisión con que el autor logra reconstruir su propia voz, al finalizar la lectura queda la sensación de haber sostenido una charla sincera con un amigo que, aun sin tenerlas todas consigo, no ha perdido el sentido del humor. A veces, oscuro como una noche cerrada, “Por lo que sabemos, bien podría ser el próximo Hitler”, murmura para espanto de una de sus novias en el nacimiento del bebé de una amiga.
El relato de los avatares de esta vida interpela al lector en su capacidad de emocionarse sin juzgar, para esto tiende senderos narrativos sobre los canales en los que embisten las turbulentas corrientes subterráneas en que navega E.
Así como sus canciones no se cierran sobre la fórmula mágica del hit y, sin embargo, logran imponerse como éxitos de ventas, este libro –editado por editorial Puntocero– logró ser un éxito en los Estados Unidos y Europa. Mr. E lanza un volquete de anécdotas vividas durante su niñez de tal modo que cada una parece central en el desarrollo del destino que trata de prevalecer a circunstancias tan difíciles como las que le tocó vivir. Luego de clavarse un tsunami de drogas y alcohol en su cuerpo, el joven Everett se encuentra en la primera de muchas encrucijadas, morir o ir a probar suerte como músico a Los Ángeles.
La salida del hogar coincide con la muerte del padre: “Me encontré con el cuerpo de papá, muerto, tirado ahí (…) Fue raro tocarlo. Fue la primera vez que tuvimos contacto físico. Al menos que yo pudiera recordar.” Años después escribió una canción: “Me estoy volviendo como mi padre / Aunque juré que nunca lo haría / Ahora puedo decir que tengo amor para darle / … / ahora siento que está conmigo / por mucho que esté muerto.” Su hermana mayor, esquizofrénica y consumida por las drogas, le sigue: “No estaba preparada para sobrevivir en este mundo (…) carecía de sentido de la cordura y no tenía ninguna conciencia de sí misma. Intentó colmar el pozo sin fondo de su corazón con todas las drogas que se le cruzaron en el camino, pero no le sirvió de nada.” El sentido que salvó a Mark E. lo encontró en la música, que no deja de componer, de un modo descontrolado, encerrado en su sótano. Él es el último eslabón del alguna vez orgulloso linaje de los Everett.
En una entrevista concedida a la televisión francesa, consultado por el título de su libro (Cosas que los nietos deberían saber) respondió que no tenía hijos y que pensaba pasar directamente a los nietos. La periodista, perpleja e increíblemente literal, no conseguía entender el sentido del humor de su invitado. “Debo recordar no hacerme el gracioso en entrevistas en el exterior”, concluye Mark. Sin embargo, este título esconde una estrategia: escapar hacia adelante. Cuando su mundo se derrumba, su familia se esfuma, la industria discográfica estadounidense le tiende una trampa y no sabe cómo salir, él huye hacia adelante.
Esta autobiografía encuentra belleza y humor en la oscuridad que narra, en definitiva, se trata del camino de un hombre que ha sabido mantenerse fiel a sí mismo en medio de una maquinaria casi exclusivamente interesada en el próximo hit.Los entretelones de la composición de las canciones de Mr E revelan la proximidad que puede haber entre lo literal y lo metafórico: “Mi querido monstruo y yo / vamos juntos a todas partes / con un impermeable de cuatro mangas / que nos protege de cualquier clima.” La poesía a veces graba experiencias singulares en carne viva.
Artistas de la talla de Wim Wenders, Tom Waits, Neil Young o Elton John intentaron con diverso éxito trabajar con él. Todo esto a pesar de que George Bush lo tomó como ejemplo de la indecencia del mundo del espectáculo, y a una de sus canciones (“Cuando crezca seré una furiosa putita”) como un llamado a la prostitución infantil.
Poco más de 200 hojas sirven para conocer el alma de un artista introvertido hasta lo patológico y ver el inmenso espacio que guarda en su interior, que lo impulsa a seguir adelante sin importar lo que se cruce en su camino. “Sólo sigo andando”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario