7 abr 2013

John Berger multiplicado por dos: línea y palabra


El cuaderno de Bento nace de un rumor sobre un mítico block de dibujos que habría tenido el filósofo Baruch Spinoza. Berger imagina cómo podría haber sido y le presta voz y mirada.


El cuaderno de Bento, editado por Alfaguara, trama dibujo y literatura –las artes que mejor domina John Berger– para narrar historias que tocan su propia vida. El punto de arranque es un rumor sobre un mítico block de dibujos del filósofo Baruch Spinoza –el Bento del título, es el diminutivo portugués–, que lleva a Berger a imaginar cómo habría sido de haber existido.

 Los dibujos de Berger, lejos de simples ilustraciones, iluminan los relatos y producen una simpatía inmediata en el lector, quien hojee un ejemplar en una librería se sentirá tentado a llevárselo. La voz y la mirada del artista londinense dan unidad a una variedad de escenas. Por ejemplo, la belleza y la tragedia emergen de la vida de Luca, un vecino del sureste de París, es que las grandes historias se les presentan a quienes saben mirar. Cada anécdota muestra el tiempo como un fino entramado entre el pasado y los anhelos del porvenir. "Enfrentarse a la Historia significa enfrentarse a lo trágico. Por eso tantos prefieren mirar para otro lado."
"Quienes dibujamos no sólo dibujamos a fin de hacer algo visible para los demás, sino también para acompañar a algo invisible a su destino insondable."

Los dibujos de Berger, lejos de simples ilustraciones, iluminan los relatos y producen una simpatía
inmediata en el lector, quien hojee un ejemplar en una librería se sentirá tentado a llevárselo. La voz y la mirada del artista londinense dan unidad a una variedad de escenas. Por ejemplo, la belleza y la tragedia emergen de la vida de Luca, un vecino del sureste de París, es que las grandes historias se les presentan a quienes saben mirar. Cada anécdota muestra el tiempo como un fino entramado entre el pasado y los anhelos del porvenir. "Enfrentarse a la Historia significa enfrentarse a lo trágico. Por eso tantos prefieren mirar para otro lado."

El cuaderno de Bento presenta la mirada y la voz del artista. En este libro –casi una bitácora de vida de Berger–, no son los objetos los que mágicamente desvelan su esencia al lector o al observador, ni las situaciones las que se desnudan para que las comprendamos mejor. Berger es el testigo (o voyeur, o médium, o celestino) que nos revela una visión. En algunas ocasiones la voz narrativa, encantada de escucharse, desliza suavemente al objeto de la narración hacia la periferia, pero un poco al modo de Werner Herzog, esa voz también resulta cautivante.

"Que te deseen –si el deseo es además recíproco– te hace audaz […] Ser deseado es tal vez lo más parecido que se pueda alcanzar en esta vida a sentirse inmortal." 

 John Berger al narrar y al dibujar realza la risa, el deseo, el trabajo y la esperanza como los valores que dan verdadero sentido a la historia. "Que te deseen –si el deseo es además recíproco– te hace audaz […] Ser deseado es tal vez lo más parecido que se pueda alcanzar en esta vida a sentirse inmortal."
Entre los muchos temas que son objeto de la reflexión de Berger, el acto de dibujar ocupa un lugar importante, "dibujar es corregir", "es una función visceral", "un ejercicio de orientación".
La preocupación por descubrir la esencia de las cosas o personas es un impulso que se deja ver a lo largo de todo el libro. "Quienes dibujamos no sólo dibujamos a fin de hacer algo visible para los demás, sino también para acompañar a algo invisible a su destino insondable."


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