Escenas de violencia golpean al lector de El bien, de Jorge Consiglio. La novela interpela desde un espiral de crimen y brutalidad. Las acciones alertan sobre un destino que, cada vez a mayor velocidad, se les irá desplomando encima a los personajes.
La novela de Consiglio fue publicada por primera vez en el país en
2003. El dato contextualiza una característica que surge de la lectura:
las historias llevan impresa la extrema degradación social que vivió la
Argentina durante esos años de crisis.
El bien nombra en su título aquello que no aparece en el texto y es
una buena muestra de la capacidad de la ficción para dar cuenta de la
atmósfera de una época: "Se envejece en vano, no es posible la
experiencia", reflexiona uno de los personajes.
Víctimas o depredadores, los personajes siempre están o se dirigen hacia una situación en la que sólo les cabe uno de esos dos roles. Las circunstancias difieren de una escena a otra, pero la violencia se muestra como el emergente de la acumulación de frustraciones. Presos de sus pasiones y ciegos a la trama total en la que están comprometidos, los personajes no dejan de acumular tensiones y acelerar hacia un final que el lector presiente que será trágico e inevitable.La escritura encuentra su justificación en el modo particular de su decir, que parece sugerir verdades cardinales sobre el comportamiento humano. Esta sensación tal vez esté ligada al ritmo de las oraciones, que a pesar de la violencia no pierden fuerza lírica.
La historia se estructura a través del viaje que una pareja recién
divorciada, Grace y Bodart, hace en coche junto a Eamon, primo de ella.
El encierro del auto hará que el malestar forjado en la enemistad entre
los hombres crezca y se desboque. Otras dos historias completan la
trama. La del policía Mejía que inicia y cierra la novela y del que
pronto se advierte que "guardaba en la boca del estómago una forma
inquieta, como una chispa, que cada tanto se le hacía presente", y la
del documentalista alemán Ronald Hampton, que se afinca en Buenos Aires,
ya que siente que "jamás podría separarse de la incertidumbre a la que
la ciudad lo invitaba".
Las historias se desarrollan de modo paralelo, hasta el punto que
el lector posiblemente se pregunte por la relación que las une a todas
ellas. Consiglio –ganador del II Premio Nacional en la categoría novela
en 2013 por Pequeñas intenciones– se tarda en mostrar el nudo final que
las liga, y en esa demora construye el goce literario.
La escritura encuentra su justificación en el modo particular de su
decir, que parece sugerir verdades cardinales sobre el comportamiento
humano. Esta sensación tal vez esté ligada al ritmo de las oraciones,
que a pesar de la violencia no pierden fuerza lírica.
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