Festival Piano, piano (25 de julio de 2015)
Avenging Angel (2011) ECMFestival Piano, piano (25/07/2015) |
Presenciar un
solo de piano de Craig Taborn es como oír por primera vez. Apenas unos
golpecitos sobre el teclado bastaron para concentrar en el escenario toda la
atención dispersa en el auditorio. La fuerza y precisión del toque de Taborn
parecían obra de un cirujano. Pero siempre otra cosa habitaba allí, un demiurgo
que podía golpear una tecla y hacerla reverberar
–como un pequeño Ahab musical– por todo el interior de La ballena azul y de cada uno de los presentes.
–como un pequeño Ahab musical– por todo el interior de La ballena azul y de cada uno de los presentes.
El vértigo no
requiere velocidad. Unas notas sueltas fueron lentamente creando una melodía, y
cada una de ellas, como un imán, atraía
el silencio tal si fuera limadura de hierro, hasta que llegó un punto en que parecía
que la misma música iba a desfondarse. De la caricia al golpe, no hubo matiz
que el negro rubio norteamericano no atacara.
El show fue una exploración
en esa línea de la música contemporánea que surge del jazz pero que viaja hacia
nuevos horizontes, en permanente movimiento. Improvisó sobre composiciones
propias, de su álbum Avenging Angel (2011), editado por ECM, el fabuloso sello de
Manfred Eicher, que no deja de sumar a su elenco a las estrellas más
relumbrantes de la música, como Keith Jarrett o Chick Corea.
La improvisación
se basa en el criterio, prácticamente zen, de estar presente en cada segundo de
la creación, es una práctica argumentativo-musical. De las treinta dos piezas
que improvisó en estudio, sólo trece se grabaron en este álbum. El primer tema
del disco, “The Broad day King”, encierra gran parte de lo que irá
desarrollando en el resto de ese disco: una afición por dar vida a cada nota
–hundiéndose en el silencio o contrastándose con otras– para sentirlas con
plenitud. El piano en los dedos de este artista es una caja de percusión como
John Cage quería.
“Diamond Turing
Dream” es un tema pequeño pero con mayor densidad que un átomo. Muy difícil de
definir, cada nota vibra en el silencio, como si se despojara de su vestimenta
pero quedara envuelta en una energía relumbrante, casi como si emergiera
directamente desde un volcán. En “Avenging Angel”, el tema que nombra al disco,
es posible escuchar el carácter percusivo del piano.
“Para mí,
toda improvisación es más sobre prestar atención al sonido que generar ideas.
Atención y manipulación, la música ambient se acerca a eso. Es la filosofía de
John Cage. Él hablaba de un camino que tendiera al sonido, y yo trato de brindarle
ese nivel de atención. Morton Feldman siempre prestaba atención a la caída, a
toda la forma de una nota. (…) Cuando pensás en Miles, Wayne Shorter, Roscoe
Mitchell en el contiuum del jazz. Estos muchachos prestan atención a todo el
evento musical, a toda la forma y el crecimiento de una nota –dónde va, dónde
termina. Cuando deja de ser audible y se vuelve imaginaria. Esa es la clave del
más profundo mundo de la creación musical. Los verdaderos maestros son
conscientes de eso, como Gerald, o Thomas,
o Mat Maneri. Se puede decir inmediatamente cuán conscientes de esto son.
Algunos músicos no prestan tanta atención, se están moviendo en cuando las
cosas todavía se están desarrollando”.
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