"Familia Zabala dejando su casa", Marcos Zimmerman |
Atrapar el improbable instante en que un gesto va más allá de sí mismo es uno de los
desafíos que la fotografía enfrenta más que ninguna otra arte. Retratar las
huellas que se apretan en el momento del disparo y que no dan una segunda
chance es la prueba de fuego. El chispazo es más candente cuando el objeto al
que se quiere retratar es una ausencia o un concepto. ¿Qué clase de alquimia o
brujería será necesaria para mostrar lo que no se puede ver?
El Centro
Cultural de la Memoria Haroldo Conti es una de las sedes, allí se pueden ver varios autores que
enfrentan ese desafío. Desaparecidos,
del mexicano Pablo Ortiz Monasterio trata sobre los 43 estudiantes secuestrados y desaparecidos en Ayotzinapa. sus fotos fueron esfumadas e
intervenidas hasta lograr un efecto estremecedor.La muestra del argentino Marcos Zimmerman retrata una argentina oculta y
silenciada, el concepto de identidad resuena como un imposible mar de fondo en
el trasfondo de sus retratos norestinos.
Zimmerman, nos recibe en su PH de Palermo, a punto de viajar
a Casabindo, Jujuy, para buscar imágenes de la corrida de toros en honor a la Virgen
de Asunción en el mes de la Pachamama. Como
registro real de sus viajes, una perra cachorra, explota de emoción ante la
llegada de extraños. Se trata de Patagonia, una galgo barbucho criolla. Marcos
Z cuenta su historia: “Me la regaló un aborigen de la Patagonia. Hicimos una
muestra, un pequeño ensayo, en el Palacio Westminster sobre la 15ª años de la llegada
de los galeses a la Argentina. Me la regaló un muchacho mitad tehuelche mitad
araucano durante una cabalgata. Después me enteré la historia de esta raza
mestiza. Viene de unos galgos que tenían los aborígenes hasta que fueron diezmados por
la conquista del ejército argentino. Ya sin dueños quedaron cimarrones y se
comían a las ovejas de los galeses que, a su vez, trajeron unos galgos
irlandeses más grandes para cazar a estos más chicos. Y en parte los cazaron y
en parte se cruzaron. De esta mezcla fatal salió Patagonia, que ya me comió
doce pares de anteojos, un colchón, cuatro almohadones, diez libros.”
"Yo defiendo la ligazón de la fotografía con la realidad. No hay fotografía si no hay algo real delante del lente. Es una actividad que nació para mostrar el mundo."
"Hermanos Neira almorzando", Marcos Zimmerman |
En la sala
de la casa, llena de luz y con un pequeño altar del Gauchito Gil en una repisa
con un desfile de pequeñas figuras y esculturas, y algunas fotos especialmente
queridas por él, café mediante mantuvimos una charla en la que definió algunas
de sus posiciones: “Yo defiendo la ligazón de la fotografía con
la realidad. No hay fotografía si no hay algo real delante del lente. Es una
actividad que nació para mostrar el mundo, y en este país en el que hemos pasado
tantas situaciones, se trata de mostrarle lo que pasa a los demás. Es un país
muy grande y trato de buscar algunas
imágenes donde el país se diga.”
Las fotos
expuestas de Zimmerman en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti para el
Festival de la Luz 2016 surgen de un ensayo fotográfico realizado ente 1994 y
1997, y en parte, publicado en el libro Norte
argentino – La tierra y la sangre. En ese entonces abarcó más de un millón
de kilómetros cuadrados realizados en 12 viajes de un mes cada uno,
aproximadamente. La selección que integra la muestra incluye algunas que están
en el libro y otras que no, y bajo la curaduría de Cristina Fraire son
expuestas por primera vez en el país. “A mí me encantó la selección, porque me
sacó de la que yo tenía en la cabeza. En los noventa, cuando hice este ensayo
quería que todo ese mundo –un poco perdido, silenciado y si querés un poco
desaparecido– no fuera avasallado por ideas de progreso y falso liberalismo,
por una cultura teóricamente superadora. Esos mundos constituyen nuestra
patria, y si olvidamos eso, olvidamos una gran parte de nuestro país.”
"Yo suelo leer datos del Indec, en los censos hay una Argentina bastante más cercana a la que se puede ver en los medios. Hay ideas sobre el país que no son exactas y que en las estadísticas están más claras. Esa es mi parte racional".
Para mitad de los 90, ya había publicado Patagonia un lugar de viento, que es un libro de paisajes
básicamente: “me interesaba fotografiar lo más arcaico de la Argentina, desde
las pisadas de los dinosaurios hasta la sensación de espacio y tiempo infinito
de esa zona. Después, a partir de leer Viaje
al Río de la Plata, de Ulrico Schmidt, hice otro libro (Río de la Plata Rio de los sueños) que
abarca las dos costas y es la entrada de la conquista. Entonces decidí hacer un
tercer libro de fotos pero sobre el norte argentino, que sería un tercer
momento histórico y que se relaciona con la mezcla de sangres."
–Norte
argentino son fotos más pensadas, como la continuación de la serie.
–Patagonia fue un
libro más inconsciente, pero ya para Río
de la Plata estábamos en pleno menemismo y me di cuenta que Argentina tenía
algo tautológico en el nombre. Viene del latín argentum, por la plata de Potosí, aunque esta nunca salió por acá
sino por el Virreinato de Perú. Esta historia en un momento en que se suponía
que nos queríamos igualar al Primer Mundo, que era una idea que yo creía que se
iba de cabeza, como se fue. Eso fue macerando una idea acerca de poner en fotos
lo que estaba pasando en la realidad actual. Entonces en el Norte, decidí hacer
un libro sobre esa Argentina olvidada, cuando la mayor parte de los argentinos
miraba hacia el exterior, se iban a Miami a comprar televisores y cosas como
esas.
–¿Por qué
hablás de mezcla de sangres?
–Somos el producto del mestizaje, aunque parece que haya una
preponderancia de lo blanco frente a lo aborigen y, por supuesto, frente a lo
negro, todas esas sangres y culturas están mezcladas (Norte argentino: la tierra y la sangre). Los retratos son el centro
del libro. Yo buscaba que los personajes que fotografié miraran a cámara. Entonces
me interesaba mucho ese país que yo empezaba a conocer más profundamente y yo
quería que ese país mirara a los ojos a quienes miraran las fotos y a través de
eso dijeran acá estamos. Me costó mucho hacerlo.
De Marcos Zimmerman |
–Más allá del valor
estético, ¿rescatás la vigencia de esas fotografías como documento?
–Cuando inauguramos la muestra dije que nuevamente hay algo
que quiere avanzar ciego y sin razón, y que espero que esos mundos se expresen
y no se dejen avasallar. En este preciso momento, cobra un sentido casi
político porque estamos viviendo una suerte de vuelta a ese momento de los
noventa.
"La fotografía es un arte extraño, yo me niego mucho a la fotografía conceptual, lo siento por los galeristas y curadores que quieren vender copias en ediciones limitadas. A mí me interesa mostrar el mundo y mostrárselo a otros, y siento que al fotografiar un retrato uno busca un instante en el que todo lo que siente esté representado."
–¿Cómo encontraste un denominador
común en un área tan vasta y tan diferente como el Norte argentino?
–No fue
fácil. Yo creo que hay muchos países dentro de la Argentina. Por
eso fue muy difícil encontrar el hilo que uniera el Noroeste y el Noreste,
porque el primero tiene una cultura andina heredera del Tawantinsuyu, y del
otro lado hay una cultura guaraní y de colonos gringos, por ejemplo. Uno es
seco, el otro húmedo; uno es la montaña, el otro, los grandes ríos. Yo
quería ir más allá de la descripción física, dar cuenta de la historia y la
identidad. El único requisito era que miraran a cámara y que en lo posible los
retratados tuvieran nombre y apellido.
–Ha de ser difícil
plasmar algo tan abstracto como la identidad en una foto.
"Mujeres en una rogativa", de M. Zimmerman |
–No tanto, la fotografía es un arte extraño, yo me niego mucho a la
fotografía conceptual, lo siento por los galeristas y curadores que quieren
vender copias en ediciones limitadas. A mí me interesa mostrar el mundo y
mostrárselo a otros, y siento que al fotografiar un retrato uno busca un
instante en el que todo lo que siente esté representado. La técnica la
improvisé en el momento, con trípode en el que el retratado está plenamente
consciente de lo que sucede. Y para que salieran de la “posición de foto” me
quedaba varios minutos con el ojo en el visor de la cámara hasta que empezaban
a aflojarse y emergía el ser humano verdadero.
–El instante del
disparo…
–La fotografía es un instante, y lo complejo, maravilloso y
agobiante es que todo lo tenés que resumir en ese único instante. Hay un
momento de tensión enorme cuando estas resolviendo, decidiendo si la luz, la composición,
la expresión, los gestos son los correctos. Ese lenguaje se puede explicar una
vez hecha la foto, pero es casi imposible explicarlo antes.
–La investigación le da
un marco a lo que querés hacer…
–Sí, y en el camino surgen cosas que no son como creés. Yo
suelo leer datos del Indec, en los censos hay una Argentina bastante más
cercana a la que se puede ver en los medios. Hay ideas sobre el país que no son
exactas y que en las estadísticas están más claras. Esa es mi parte racional y
también está mi parte sensible. Cuando encuentro una imagen que
además de ser válida estéticamente, es un registro del mundo y, además, tiene
algo que ver con la historia, entonces la fotografía empieza a tomar
profundidad, deja de tener dos dimensiones para tener tres.
"Sra. Elena del Pilar Suárez de Córdoba", de M. Zimmerman |
"Luis Robledo en su cama", de M. Zimmerman |
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