24 jul 2011

Narrar para restituir la inocencia


La Imperfección del amor (La contessa di Ricotta), de Milena Agus.


Milena Agus cuenta historias. Buenas, elegantes y de amor. Las estructura bien, les elige hermosas locaciones e inventa personajes entrañables para habitar ese mundo. Maneja ese difícil arte que tanto placer produce, tal vez porque su estilo restituye algo de la inocencia con que escuchábamos los cuentos en la niñez.
En La Imperfección del amor (La contessa di Ricotta según el título original), su más reciente novela, publicada por Edhasa, sigue ejercitando una escritura ligera que tiene el poder de encantar y que se halla en el límite de lo que podría llamarse “literatura rosa para ambos géneros”. Un ejemplo de que la buena narrativa no tiene necesidad de ser técnicamente oscura, y esto de un modo programático: “Uno de mis deseos –dice la autora en una entrevista– es que la lectura de mis libros logre eliminar un poco el peso de la existencia del lector.”
Para este relato, compuso un palacete semiderruido ocupado por tres hermanas de la aristocracia venida a menos de Cagliari, capital de Cerdeña. El edificio ocupa un rol central, es la marca indeleble de una herencia imperfecta, que “debido a las quiebras (...) fue dividido y vuelto a dividir”, y sin embargo a ese fragmento de su historia se aferran los personajes y en él hacen su refugio contra el afuera.
Su prosa logra una descripción psicológica delicada de cada personaje. Noemí, la primogénita, recatada y muy preocupada por las apariencias es el centro de una de las escenas amorosas más logradas del texto, aunque afirma: “No estoy hecha para el amor. No lo domino. Yo al amor lo odio.” Maddalena, la del medio, está obsesionada con quedar embarazada, tiene un “cuerpo de pornostar”, y pone el erotismo en escena. Finalmente, la menor –apodada “la condesa de ricota” por ser torpe manos de ricota– necesita “disculparse por ser buena y, quizá, también por estar en el mundo”. Ella sí tiene un hijo, pero desea encontrar al amor de su vida.
Su anterior publicación (El mejor mundo posible) está escrita desde la perspectiva de una adolescente que trata de “mejorar” la realidad cuando esta la lastima. En La Imperfección del amor, la narración no encubre las aristas hirientes de la existencia y muestra a tres mujeres, marcadas por la vida, luchando con sus propios límites por alcanzar sus sueños.
Una de las virtudes del relato es que se maneja en la frontera del género “literatura para mujeres” sin nunca caer en los clichés. En el relato, los sentimientos no son mera interioridad, sino que son expuestos como un sistema de comunicación, una representación de gestos, acciones, palabras. En esta nueva obra, Milena Agus mantiene intacto su compromiso con la literatura, mediante el que se ganó al público europeo.

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