Un escritor enfrentado al cansancio de un gesto literario que se reitera indefinidamente, "como la repetición infinita de una ambición", decide dejar de escribir, no porque no tenga historias que contar, sino porque ha perdido ese impulso misterioso que lo llevaba a hacerlo. La anécdota, sin embargo, no resume la belleza de Mr Gwyn (Anagrama), la última novela editada en español del italiano Alessandro Baricco.
El autor de Seda (Anagrama, 1996) ha logrado una novela feliz y serena, la historia fluye como si nunca fuese a terminar, como en una infancia desconocedora de términos y finales. Naturalmente, el tiempo es uno de los compases que marcan este despreocupado concierto narrativo, otro es la verdad, o su pérdida y su búsqueda. Temas que aparecen eslabonados con delicadeza en la vida de personajes que se van descubriendo –desnudando– frente al lector a medida que se conocen unos a otros, o que se conocen a sí mismos a través de los otros.El camino por descubrir quiénes somos verdaderamente, en la intimidad, por reconstruir la emoción de una nueva mirada que llegue al corazón oculto de las cosas y las personas, lleva al ex escritor a inventarse una nueva profesión: copista, un narrador de retratos. El italiano despliega una historia donde muestra que el destino de cada uno descansa en las propias decisiones. Tenemos esa libertad, que no excluye la incertidumbre. En la historia convergen (pocos) personajes, cautivadores y siempre un poco insólitos y secretos, ya una marca de autor, como el padre Pluche de Océano mar. Rebecca, la señora del fular impermeable y el Maestro de Camden Town son algunas de esas frágiles pero preciosas figuras que terminan de anudar la trama del relato.
"Rebecca pensó en cuánto camino puedes tener que recorrer, y qué misteriosas son las ruedas de la experiencia si pueden llevarte hasta sentarte en una silla, desnuda, dejándote mirar por un hombre que desde lejos ha venido arrastrando su locura hasta hacer de ella un refugio para él y para ti."
Baricco sabe dejar que las frases y las imágenes se tomen su tiempo hasta encontrar el giro y la cadencia exactos. La lectura y la escritura se tornan un acto misterioso y devocional, incluso el mismo lector, si queda seducido por las historias que se van desarrollando, se vuelve parte de ese mundo mágico y ficcional.
Mr Gwyn, luego de haber abandonado el rol de escritor profesional de novelas, no resiste la tentación de escribir una más –Tre volte all'alba (Tres veces al amanecer)– bajo el pseudónimo de Narayan Akash. Alessandro Baricco tampoco pudo resistirse a escribir y publicar esa pequeña secuela, ahora hay que esperar que la traduzcan al español.
Reseñita publicada en Tiempo Argentino el 23/12/2012
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