Navegar es preciso, vivir no es preciso

Navegantes antiguos tenían una frase gloriosa:

“Navegar es preciso, vivir no es preciso”.

Quiero para mí el espíritu de esta frase, transformada.

La forma de casarla con lo que yo soy: 

vivir no es necesario, lo que es necesario es crear.

Fernando Pessoa

Nos hallamos en una mala situación: por un lado nos amenazan las rocas contra las cuales pueden estrellarse en cualquier momento nuestros navíos. Por otra parte, corremos el riesgo de que se apoderen de nosotros los indios, y todos sabemos que si caemos en sus manos nos espera una suerte mucho peor que la que puedan tener reservada los españoles. Por desgracia, el viento no cesa de impulsarnos hacia las rocas y los indios.

Diario, Alex-Olivier Oexmelin, Ediciones Zero.

Mi barco parecía tan inmovil como un modelo en miniatura sobre el claroscuro de un marmol bruñido. En aquella misteriosa calma de las fuerzas inmensas del mundo, era imposible distinguir la tierra del agua.

La línea de sombra, "capítulo IV", Joseph Conrad, Bruguera. 

Existe no se sabe qué dulce misterio acerca de este mar cuyas conmociones ligeramente estremecedoras parecen sugerir en la profundidad la existencia de alguna alma  oculta, a la manera de as fabulosas ondas de la tierra efesia sobre San Juan, el evangelista allí enterrado. Y se descubre que sobre estos pastos marítimos, ampliamente fluidos,; estas praderas líquidas de los cuatro continentes. las olas incesantemente se levantan y caen, pues aquí yacen soñando, soñando, quitamente, millones de sombras confusas, sueños ahogados, sonambulismos, divagacioens, en suma todo lo que denominamos vidas y almas, agitándose como durmientes en sus camas.

Moby Dick, Herman Melville, Alfaguara bolsillo, vol. II, capítulo CX

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El movimiento del barco era extravagante. Sus sacudidas exhibían una impotencia aterradora; cabeceaba como si fuera a hundirse de proa en un vacío, pero siempre parecía encontrar una pared contra la cual chocaba. Al rolar, caía de costado, hacia adelante, y luego se enderezaba [...] La tempestad ululaba y se retorcía, gigantesca, en la oscuidad, como si el mundo íntegro fuera un abismo negro

Tifón, Joseph Conrad, CEAL.



¡Oh, oh oh, oh , oh tú, riente ballena!

–¡La ballena! ¡La ballena! ¡Vira en redondo, timonel! ¡Oh, vosotros, suaves potencias del aire, sostenedme! ¡No permitais que Starbuck muera desmayado como una mujer!  ¡He dicho virar de bordo, imbéciles¡! ¡La mandíbula! ¡La mandíbula! ¿Será éste el fin de todas mis ardientes plegarias, de mis lealtades jamás desmentidas? ¡Oh Ahab, contempla tu obra! ¡Atención, timonel, atención! ¡Se vuelve para hacernos frente! ¡Oh, su frente implacable se lanza contra alguien a quien su deber le  impone no huir! ¡Dios mío! ¡No me abandones en este momento!

Moby Dick, Herman Melville, Alfaguara bolsillo, vol. II, capítulo CXXXIV.

En  la Plaza Aníbal Pinto está desde 1892 la Fuente Neptuno.


Neptuno así de una mirada enfrena
Del pielago insolente los furores,
Y gira por la atmósfera serena
Dóciles sus caballos voladores.
Entre tanto, de la áspera faena
Cansados los troyanos viadores,
A las vecinas, líbicas orillas
Vuelven prudentes las cascadas quillas.

Eneida
















Como no podemos saber con certeza los orígenes de este hombre, empezaremos donde le hallamos por primera vez declarado enemigo de la humanidad.

Historias de piratas, "El capitán Bellamy", Daniel Defoe, Ed. Bruguera.

El Nellie, un bergatín de considerable tonelaje, se inclinó hacia el ancla sin que una sola vibración agitara sus velas, permaneciendo inmóvil. El flujo de la marea se había detenido, casi no soplaba viento y, como había que proseguir río arriba, lo único posible era detenerse y esperar que cambiara.

El corazón de las tinieblas, Joseph Conrad

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En Valparaiso visitamos el museo del Paseo yugoslavo los cuadros son de allí, excepto el de Moby Dick, que está colgado en La maison du Filou, hermoso hostal del cerro Concepción en el que paramos unos cinco días.