
Las reflexiones de Stevenson transitan por la soledad, el sentido de trascendencia, dialogan con grandes autores y con las conversaciones más cotidianas y triviales escuchadas al pasar. No es un partisano de la pasión, busca los matices de los vínculos amorosos, incluso indaga el lado positivo de los matrimonios que son más "una suerte de amistad reconocida por la policía" que producto de una pasión abrasadora. Más cercano al doctor Jekyll que a su proyección monstruosa y pasional, el señor Hyde, no deja de notar la tibieza y condescendencia en el oficio de Cupido: "Si el amor en verdad es eso, entonces está claro que los poetas han estado engañando a la humanidad desde que el mundo es mundo".
El pequeño formato de los libros de la colección Tesoros de editorial Interzona puede desorientar a los ambiciosos de grandes volúmenes. Unas ediciones cuidadas hasta el mínimo detalle, con unos diseños de tapa preciosos, ofrecen varios ensayos sobre el amor del autor inglés bajo el título Enamorarse.

Stevenson y Lawrence escriben sobre el amor desde distintas perspectivas, sin embargo, para ambos, el encuentro de dos seres es la condición de la realización. Como dice el segundo de ellos, "cuando uno separa a un hombre del resto y lo aísla en su pura y maravillosa individualidad, lo que queda no es en modo alguno el hombre, sino apenas el equivalente a una patética colilla de cigarrillo".
Otros títulos (y tapas) de la colección:




Nota publicada en Tiempo Argentino
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